Cada instante de nuestras vidas es importante, olvidamos la sensación de felicidad que nos aportan los pequeños detalles, desde levantarte por la mañana y que un resplandor de luz y color inunde nuestro despertar, hasta sentir que el lugar que elegimos para descansar se adapte a la necesidad de cada momento. Es importante que el entorno se mueva conmigo, somos un ente en movimiento y tengo el sentimiento de cambiar constantemente para sentirme vivo. Hay que tener en cuenta que la naturaleza nos pide vivir en armonía con nuestro entorno y yo necesito sentir la verdaderas energías de la vida que son el agua, la tierra, el aire y el sol . Vivimos en espacios que nos hacen enfermar porque no nos perciben tal cual somos, no nos dejan desarrollar nuestras emociones. Mi necesidad de sentir que el entorno sea un constante cambio hace que busque siempre nuevas formas de conectarme con el espacio a través de materiales innovadores de la naturaleza. Siempre me plantean como percibes un espacio, yo digo ¿porqué no es al contrario?, ¿porqué no me preguntan como me ha percibido el espacio a mí?. Quiero que el espacio se adapte a mis emociones y necesidades en cada momento. Busco la manera de encontrar un entorno que realmente me ayude a no perder mi verdadera esencia, mi conexión con la vida. No perder la ilusión que lo que nos rodea es lo más maravilloso que podamos tener. Un espacio que me haga sentir único y especial que interaccione conmigo y su alrededor. Yo considero que el espacio es un ser vivo y necesito que me responda cuando yo le hablo, da igual como, cambiando su forma, su color, su olor, su voz, su luz, su calor o su energía( su esencia). Por ejemplo, si me siento triste cuando entro en un espacio, el espacio me detecta y empieza a cambiar para transformar mi tristeza a felicidad. Se deben de emplear elementos ligeros como el bambú, cristales, telas transparentes de diferentes colores. Lo que realmente importa es dar vida al espacio...
